lunes, julio 16, 2012

Ahora entiendo a la mujer de las gafas.

Lenguaje

El cuerpo no es un discurso.

Un diario abyecto


"La diarista no se narra sino que se autorrepresenta en imágenes violentas"
"Me retrato a mi misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco"
La pintura como hazaña de su propia libertad.
El sujeto hace del dolor un instrumento de atorreconocimiento.

Abyecto: 
Como bien lo define Kristeva, lo abyecto implica:
[…] el surgimiento masivo y abrupto de una extrañeza que, si bien pudo serme
familiar en una vida opaca y olvidada, me hostiga ahora como radicalmente
separada, repugnante. No yo. No eso. Pero tampoco nada. Un “algo” que no
reconozco como cosa. Un peso de no-sentido que no tiene nada de insignificante y que me aplasta. En el linde de la inexistencia y de la alucinación, de
una realidad que, si la reconozco, me aniquila. Lo abyecto y la abyección son
aquí mis barreras. Esbozos de mi cultura (Kristeva, 1988: 8).


La abyección viene a significar la separación de lo humano y lo no humano. Generalmente se refiere a los desperdicios del cuerpo que el sujeto encuentra asquerosos y expulsa lejos de sí mismo. La piel, barrera y protección de lo externo, se rompe en una geografía de cicatrices. El excremento, el esputo, el menstruo, o sea, los desechos del cuerpo, son “imágenes centrales en nuestras nociones culturales/sociales construidas sobre lo horrorífico, (...) las descripciones de los desperdicios corporales amenazan al sujeto, en relación a lo simbólico, como íntegro y característico”.7 Los desperdicios se situarían al otro lado de la frontera, el lugar en el cual ya no se es: el cadáver como el elemento más extremo de la abyección. Según Julia Kristeva, lo abyecto es aquello “que perturba la identidad, el sistema, el orden. Aquello que no respeta las fronteras, las posiciones, los roles”.8 El cuerpo se ha convertido para Kahlo en el espacio donde tienen lugar los horrores más secretos, donde se proyectan las sombras más íntimas, transformándose por ello en un extraordinario icono del aborrecimiento.

domingo, julio 15, 2012

Diarios


Hoy sería un buen día para empezar un diario. Abrir un cuaderno nuevo, tocar una hoja y sentir su textura densa entre los dedos. Tendría que ser un cuaderno de esos de tapa dura y hojas que parecen indestructibles, no tan blancas, no tan amarillas. Pasar una pluma de esas que tienen crema en lugar de tinta, y sentir como ruedan casi magicamente las palabras ¡Esa sensación! Ese plástico que sostienes entre tus manos parece ser sólo un canal por donde fluye tu lenguaje. Tu mente empieza a imprimirse entonces sobre las hojas, y eso, de alguna forma, te aterroriza ¿No tiene algo de definitorio, de determinante, de inamovible, escribir en un diario? Una única voz de tu memoria, ahora fija y permanente escrita en tinta. 

martes, junio 19, 2012

Nada es bueno!


LAS DOS PESIMISTAS 
Ópera Pánica (Cabaret Trágico) Alejandro Jodorowsky


(E y F, pesimistas recalcitrantes, entran de lados opuestos, refunfuñando. Se encuentran, se detienen, se miran 
agresivamente) 
E : Nada es bueno! 
F : Nada es bueno! 
E : Qué ha dicho usted? 
F : Dije : nada es bueno. Y usted? 
E : También dije : nada es bueno. Horror! Estamos de acuerdo. 
F : No es posible! Que podemos hacer para ponernos en desacuerdo? 
E : Tengo una idea. 
F : Es mala. 
E : Sí, es mala. 
F : Tengo también una idea! 
E : También es mala! 
F : Si, también es mala. Todas las ideas que podamos tener serán malas... 
E : Permaneceremos siempre de acuerdo. 
F : Es preciso que yo encuentre algo que sea bueno. Así usted estará en desacuerdo conmigo... Nada es bueno, 
excepto... 
E (ávida) : Excepto? 
F (Inspira, se llena de aire, pensa, no encuentra nada, se desinfla) : Nada es bueno. 
E : Si. Nada es bueno... mierda, estamos de acuerdo! 
(Pausa) 
E : Yo digo No! 
F : Entonces yo digo Si! 
E : Espero que no sea un Sí que está de acuerdo con mi No, sino un Sí que es lo contrario de mi no. 
F : Eso! 
E : Entonces, está de acuerdo? 
F : Dije no! 
E : Yo también dije no! 
F : No qué? 
E : No, nada. Y usted?  
F (desperada) : Lo mismo. (Pausa) Nada es bueno. 
E : Sí, nada es bueno. 
(Pausa) 
E (con exagerada convicción) : Estoy en total desacuerdo con usted! 
F (con exagerada conviccion) : Y yo con usted! En total desacuerdo! 
E : Entonces, todo es bueno para usted! 
F : Usted fue la primera que dijo estar en desacuerdo conmigo! Ergo : todo es bueno para usted! 
E : Nada es bueno para mí! 
F : Nada es bueno para mí! Estamos de acuerdo! (Pausa) 
F : Qué hacer para ponerse en desacuerdo? 
E : No hay nada que hacer. A menos que... 
F : ...una de nosotras desapareciera. 
E : Desaparezca usted! 
F : No. Desaparezca usted! 
E : Oh, por fin estamos en desacuerdo! Desaparezca! 
F : Desaparezca ! 
(Comienzan a pelearse. Sus golpes, dados sin energia, son idénticos. Agotadas, cesan) 
E : Nuestras fuerzas son iguales. 
F : Aunque nos golpeáramos toda la vida, ninguna de las dos podría eliminar a la otra. 
E : Sí, la solucion seria que una de nosotras desapareciera, pero no es posible. 
F : Sí, no es posible, y eso era lo único bueno. 
E : Entonces, como siempre lo he dicho, nada es bueno. 
F : Eso es lo que he dicho siempre yo : nada es bueno. 
E : Estamos de acuerdo. 
F : Qué desgracia! 
(OSCURIDAD) 

lunes, junio 18, 2012

Got milk?

En el rincón de un corredor había un plato con leche para el gato: “Los platos están hechos para sentarse”, me dijo Simona. “¿Apuestas a que me siento en el plato?” —”Apuesto a que no te atreves”, le respondí, casi sin aliento.

Hacia muchísimo calor. Simona colocó el plato sobre un pequeño banco, se instaló delante de mí y, sin separar sus ojos de los míos, se sentó sobre él sin que yo pudiera ver cómo empapaba sus nalgas ardientes en la leche fresca. Me quedé delante de ella, inmóvil; la sangre subía a mi cabeza y mientras ella fijaba la vista en mi verga que, erecta, distendía mis pantalones, yo temblaba.



Historia del ojo (fragmento) - Georges Bataille

domingo, junio 17, 2012

Carta abierta

Lector, quisiera pasar mi aliento de muerte sobre tu cara. Ponerte los pelos de punta, que tu estómago se llene del vacío como si este fuese una piedra pesadísima que te hace caer. Llenar tu habitación de aire viciado, usado, pesado. Hacerte sangrar para que por la herida se cuele una perturbante historia de terror. Comerte. Vomitarte. Volverte a comer.

Prendre corps

Mi espíritu abandonado deambula por la morgue. Todavía no ha encontrado un cuerpo para tomar, en cambio se divierte jugando con los cuerpos vacíos, muertos. Flota sobre ellos, muy cerca, como si los pudiese respirar, como si él también fuese cuerpo, pero no lo es. Es sólo una conciencia amorfa y perdida. Entra en los cuerpos, uno por uno los asalta. Imaginen un manojo de energía que salta divertida por la morgue. De cajón en cajón viola la intimidad de cada cuerpo. Los muertos, con sus labios fríos y azules yacen quietos sobre las placas de metal del congelador. Mi espíritu se aburre, sabe que pronto tendrá que tomar un cuerpo. "Prendre corps"susurra un muerto. Si tan sólo mi espíritu tuviese oídos para oír.

Parada en el borde de la ventana

Entonces tomaste mi mano y me preguntaste ¿Por qué ya no quieres ser del mundo?

miércoles, febrero 01, 2012

Mi escuela rara

P. D. En cuanto al conejo blanco, quizás convenga compararlo con
el universo entero. Los que vivimos aquí somos unos bichos
minúsculos que vivimos muy dentro de la piel del conejo. Pero
los filósofos intentan subirse por encima de uno de esos fines
pelillos para mirar a los ojos al gran prestidigitador.
¿Me sigues, Sofía? Continúa.


Con el Mundo de Sofía bajo el brazo. Socrátes, San Agustín, Nietzsche. La primera vez que nos trataron de explicar Marx en la clase de Sociología no entendimos nada. Disfrutamos viendo películas en un salón lleno de almohadones, junto a una profesora que mezclaba sus clases de literatura con cine. Leímos los primeros textos que nos interesaron de verdad. "Las manos que crecen", "El laberinto de Asterión", "Las cruces sobre el agua". Recuperamos el tiempo perdido luego de muchas malas profesora de literatura. Escribimos nuestras primeras producciones.

No estudiamos en un colegio común. Desde los cinco años entramos a un colegio que además de preocuparse por nuestra formación académica, nos convocaba a comprometernos con un determinado cambio social. Recuerdo estar junto a todos mis compañeros de segundo grado viendo la televisión: había un genocidio en Rwanda. La estábamos viendo. Una monja explicaba lo que sucedía. Veíamos en silencio. Queríamos mucho a las madres, pero también les teníamos un profundo respeto. Eso no significa que hayamos tenido una buena disciplina. Nos metimos en muchos problemas.

Éramos llamados a amar nuestro tiempo y a tratar de ser agentes de cambio. "He decidido entregarme, no prestarme" decía una frase tallada letra por letra en madera en la capilla. La educación decían, podía transformar la sociedad. Claro que era católico y de monjas, pero ellas parecían más bien la vertiente feminista de Movimiento para Sacerdotes del Tercer Mundo (ja!) que otra cosa. Hacían votos de pobreza y vivían muy cerca de la comunidad que ayudaban a desarrollar.

Durante dos años, una vez a la semana subía el cerro de Mapasingue junto con muchos otros compañeros para trabajar en las casas. Dábamos clases de apoyo escolar, algunos tuvieron la difícil tarea de alfabetizar  adultos, la mayoría madres solteras. El segundo año subí todos los viernes para dar clases de inglés en un centro que fue construído junto a la comunidad. De religión nunca se hablaba, eso me gustaba. Antes de empezar con las clases, almorzábamos en la cocina del centro los platos que nos preparaban algunas mujeres que eran nuestras alumnas. Cuando bajábamos del cerro, agotados, recojíamos nuestras cosas en nuestra base, la casa de las monjas, donde nuestros padres nos iban a buscar. 

La realidad estaba ahí, y nosotros estabámos viviéndola en esas comunidades. Creo que nuestra mente literalmente se expandía cada vez que íbamos al cerro. Quisiera tener fotos. Recuerdo haberme tomado una con unos niños que vivían solos porque sus padres habían migrado a España. Vivían sobre la tierra en una casa de caña. Cuatro literas de madera. Pero seguían siendo niños, o al menos eso parecía. 

Todas estas experiencias se magnificaron el año pasado cuando trabajé en un proyecto aplicado en una escuela media de Buenos Aires. Todo era muy distinto. Esta era una escuela tradicional. Empecé a sentir mucha nostalgia de mi colegio en Guayaquil, de los profesores que nos proponían actividades diferentes, de los trabajos personales de investigación, de los debates en clase, de la libertad para realizar proyectos creativos. Estos espacios de educación altenativa existen, y no en Suecia, sino aquí en latinoamérica, en Ecuador, en Argentina.

Hay grietas donde la innovación sucede. Espacios educativos que funcionan casi como laboratorios tratando de encontrar una respuesta para el sistema educativo de hoy. No hay una receta. Cada institución y cada comunidad son distintas. Nuestro proyecto fue uno de estos espacios, por suerte.

Disfruté muchísimo de mi recorrido en el colegio. Conocí a mis mejores amigos, algunos de ellos son las personas más brillantes que conozco. También existieron momentos de... verdadera locura.

jueves, mayo 26, 2011

¿Crees que hay un punto en el que el pasado y futuro se tocan?

"¿Crees que hay un punto en el que el pasado y futuro se tocan?" le pregunté.
Daniela estaba convencida de ser sólo un recuerdo. Tal vez su existencia pasada sólo sea, por ser evocada, creada, en este texto por sí mismo. ¿Me siguen? Es que tal vez este texto que está siendo escrito ahora, en este preciso momento, es el punto en el tiempo alrededor del cual su existencia se crea hacia dos lados, hacia el pasado y hacia el futuro. Como algo que explota en el medio de la nada y se dispara en dos direcciones, hacia atrás y hacia adelante.

martes, abril 19, 2011

La inundación

Y me aguanté tanto las ganas de llorar que las lágrimas se me empezaron a desparramar por dentro.