miércoles, mayo 15, 2013

Hice un verso sin esfuerzo

Y aquí estoy yo otra vez luchando una batalla literaria. Ayer fui a un café con tres buenas amigas en la esquina de la facultad. Carolina, Martina y Sara. Las iba a nombrar con las iniciales de sus nombres, pero sus iniciales no alcanzan, tengo que nombrarlas completas porque así de mucho las quiero. Con nuestros cafés con leche en las manos Sara nos contó sobre un concurso de poesía en el que ganó el segundo puesto. Que meritorio es ganar segundos puestos, creo que es mucho mejor que ganar el primero. El primero es como ese alumno aplicado chupa medias que cumple todas las expectativas del profesor y se saca un diez. El segundo en cambio se ha salido algo, aunque sea un poco, del canon. Hay algo de subversivo en ser el segundo. Mientras Sara hablaba yo divagaba ayudada por la gripe; los estados de enfermedad a veces son alucinatorios: ¿Cómo se aprende a escribir poesía? ¿Se puede aprender? ¿Yo puedo aprender o estoy destinada a escribir vulgares prosas? ¿Por qué nunca he ganado un concurso? ¿Cómo se sentirá ganar algo así? ¿El don de escribir poesías viene acompañado con el don de recitarlas o eso también se aprende? ¿Cómo se sentirá estar un escenario recitando? ¡Wow! Sara puede hacer todo eso y es mi amiga. Me llena de orgullo. Ya en casa, y aun enferma, sin mucho que hacer me pongo a pensar si alguna vez me enseñaron poesía. Recuerdo algunas clases de lenguaje en el colegio. Cámara referencial, veo mi lapiz contando letras, y espacios (sí los espacios también se contaban) haciendo liaçon entre las primeras y la últimas letras de los versos, creo que eran versos y creo que era difícil, que yo no entendía. Y además me puse a pensar ¿Qué se yo de poesía? Yo no se nada de poesía, sólo se que me gusta Walt Whitman cuando dice “I contradict myself, I contain multitudes” en Song to myself. De Alejandra (Pizarnik, claro, cuál otra) me gustan sus diarios. Aunque primero descubrí sus poemas, yo me quedé con su prosa autobiográfica. Y me gusta Sonia Manzano, pero lo que escribe Sonia Manzano no es poesía, esa perversión exquisita de las palabras es inclasificable. También me gusta Lorca y me gusta como Arturo lo recita. Si me esfuerzo puedo escucharlo y verlo en el patio de la casa de su hermana Irene, mi amiga. “Y yo que me la llevé al río, creyendo que era mozuela pero tenía marido”. Sí. Quizás ese fue mi primer acercamiento adolescente a la poesía. Arturo recitándonos a nosotras, un grupo de chicas algo borrachas, algo contentas, vistiendo nuestros uniformes del colegio. Aun así o más así, disfrutamos la poesía y pedíamos más. Pero mi primer-primer acercamiento serio a la poesía es inolvidable, fue de la mano cadavérica de Medardo Ángel Silva, poeta suicida, guayaquileño, nacido en 1898. Lo descubrí en unos recortes del periódico que mi mamá archivaba y que era el banco de recursos número uno cuando yo tenía que hacer algún trabajo especial para la escuela. Recuerdo que la profesora nos pidió redactar una reseña biográfica de algún personaje famoso. Recurrí al archivo de mi mamá y ahí Medardo y yo nos conocimos y me enamoré para siempre de su historia, de su muerte y de un famoso poema escrito para su gran amor no correspondido: Rosa Amada. “El alma en los labios” luego fue canción, pasillo cantado por Julio Jaramillo. El otro poema que me sedujo fue “Ofrenda a la muerte”, sentí que leía algo prohibido, algo que los adultos callaban, pero mi mamá igual me dejaba leer esas cosas. Sentí pena por Medardo Ángel Silva, con sus lentes y su frac en un retrato blanco y negro, quise salvarlo. En el artículo se nombraba a varios poetas suicidas, decía que eran parte de "la generación decapitada". ¿Qué se yo de poesía? nada. Creo que se más de los poetas, de sus vidas y se meterlos en la historia de mi vida, como ahora. Se sentir sus corazones cerca del mío. Se apreciar cuando es distinta, como la primera vez que escuché un poema de Ghèrasim Luca y la profesora de francés tuvo la amabilidad de explicarnos los juegos sonoros de cada verso. “Prende corps”. Tomar cuerpo. Ese poema es el más brillante juego de palabras. Logré conseguir el libro “La fin du monde” un novio me lo trajo de Francia como un especial pedido. Me lo regaló junto a un abrecartas que ya perdí (cuanto lamento haberlo extraviado). Era una edición de esas que no se ven por aquí; libros con las hojas sin cortar. Leerlo implicó un nuevo rito. Y qué decepción tan grande sentí cuando me di cuenta de que mis vagos conocimientos de un francés ya olvidado no eran suficientes para captar los juegos fonéticos en todo el resto de sus poemas. El diccionario nunca me pareció un dispositivo tan inútil, incapaz de ayudarme a jugar el juego. Guardo ese libro con un tesoro esperando encontrar algún día a un francoparlante con la sensibilidad literaria, la voluntad y la paciencia suficientes para ayudarme en la empresa de disfrutar a Ghèrasim Luca. Y muy lejos de su poesía (que era la favorita de Deleuze) está un querido y viejo amigo que conocí en la casa de mis tíos, en mis reiteradas y siempre fascinantes vacaciones a California: Dr. Seuss. Si sus poemas tomaran cuerpo, corps, no serían nada menos que un gigante y rosado algodón de azúcar como una nube. Oh, the places you’ll go! que lindo fue encontrar este libro el verano pasado en la casa de Mónica, en Guayaquil, en un momento en el que lo necesitaba. Me encanta que Seuss haya usado un seudónimo, que se haga llamar doctor ¿doctor de qué? y que haya escrito esos libros extravagantes para niños a principios del siglo pasado. Que avant-garde! Qué arte escribir con rimas las cosas más trascendentales. El que odia las rimas es porque no ha leído a Dr. Seuss o a Lord Byron. ¿Hay algo escrito así en español? ese tipo de poesía no se puede traducir fielmente. ¿Yo leí poesía en español de niña? No lo creo ¿Cuál habrá sido el primerísimo poema en tocar mi oído? ¿Habrá sido poesía así de linda? ¿La poesía de Ghèrasim Luca es post-estructuralista? ¿No tiene centro? ¿Por qué le gustaba tanto a Deleuze? ¿Cualquier cosa es poesía? ¿Todo es relativo? ¿Por qué no se más sobre esto? ¿Será fructífero tomar un curso de poesía o me lanzo a escribir no más? Ya que hace algún tiempo tengo un bloqueo con la ficción ¿por qué no intentar con la poesía? así dejo de escribir tan autobiográficamente. Creo que tengo algunos textos cortos que parecen poemas ¿Lo serán? ¿Los piropos no son también una especie de poesía? Podría contar una historia sobre el primer piropo que recibí en la calle y que me hizo sentir sucia a los once años. Maldición. Otra vez la autorreferencialidad. Quizás lo escriba en forma de rima, o quizás haga todo un poema sobre mí que se llame Song to myself y que empiece así: I celebrate myself, and sing myself/And what I assume you shall assume,/For every atom belonging to me as good belongs to you. Pero eso ya lo escribió Whitman, y además no podría escribir literatura en inglés así quisiera. Cuántas frustraciones de escritora tengo. Quizás la poesía para mí sea sólo un tímido acercamiento, de vez en cuando, como quien no quiere la cosa.

1 comentario:

  1. Se borró todo, va de vuelta algo parecido:
    Dani, leer esto me pone orgullosa de VOS. Me considero tan principiante en la poesía como te describes TÚ. De hecho, quién no lo es? en qué momento uno se convierte en "poeta" o "escritor"? Gracias, muchas gracias, por esto. Te veo hoy, con un plan. <3

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