Sutilmente me sumerjo en el lenguaje, primero el cuerpo, luego las ideas. Remojo los brazos y humedezco el pelo en el oscuro e infinito mar de cabezas. Las olas en formas inmesamente epidérmicas me van tumbando y yo me agarro de una pestaña que va flotando sola en un remolino de ojos.
Sutilmente me sumerjo en el lenguaje, primero las ideas y luego el cuerpo. Remojo los sentimientos y humedezco la razón en el oscuro e infinito mar de las letras. Las olas en formas inmesamente gramaticales me van tumbando y yo me agarro de una ortografía que va flotando sola en una remolino de esdrújulas.
Sutilmente me sumerjo en el lenguaje, sí, primero las ideas y luego el cuerpo.
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