La noche es corta y los búhos se han callado.
El bosque húmedo se hunde en espiral y yo me quedo en medio de la soledad del trópico.
Parada en la nada, con la luz de la luna resplandeciendo en mi hombro, espero paciente al ave rapaz que pronto vendrá a sacarme los ojos.
Ilustración de
Andy Kehoe