miércoles, enero 15, 2014

El día que un hombre me escupió



"No hay hombre interior, 
el hombre es en el mundo, 
y es en el mundo en donde se conoce"
Maurice Merleau-Ponty
Fenomenología de la Percepción

El colectivo fantasma está lleno de espectros. Todos para mí están muertos. Es uno de esos días en que me encuentro en absoluto volcada hacia mí misma y con una profunda (la palabra indicada sería superficial) indiferencia hacia los demás y el mundo. Son días en los que si una persona muriese a mi lado yo a penas voltearía la mirada y seguiría de largo para pensar sólo en mi propia muerte. No es agradable, ni cordial, pero es lo que pasa. Pienso que eso deben sentir los psicópatas: absolutamente nada. Mi mirada se pierde sobre cualquier superficie, no importa, porque en realidad no miro nada, sólo pienso y no siento nada. El colectivo está lleno de cuerpos y hace mucho calor en esa maldita tarde de enero. Siento mi mente desarticulada de mi propio yo, del tiempo y del espacio. Me he ido muy lejos y sin embargo estoy ahí, parada, tratando de encontrar un lugar estable en el atestado transporte público que tanto detesto en días como ese. El colectivo está tan lleno que no hay ni un lugar donde poner la mano para no caer con sus vaivenes. Luego de avanzar hacia la parte de atrás del colectivo encuentro un asa libre para aferrarme, mi mano la toma con fuerza. Disfruto del hallazgo sólo unos segundos porque alguien ha decidido ignorar mi mano y tomar la misma agarradera. Es un hombre. Siento el roce. Mi mano rozándose con la mano de un extraño, extraño que tiene las uñas largas y que me recuerda al hombre de las cloacas de Holy Motors. Muevo la mano un poco como para reafirmar que yo agarré la manija primero y percatar al otro de que aquel roce me molesta. Retira su mano. Ja. Puede seguir ciertas convenciones sociales al menos. Hay algo en su presencia que me ha sacado del lejano lugar mental donde me encontraba. Siento que me está observando. La mujer que estaba sentada al lado mío se ha parado ¡Asiento vacío! ¡Asiento vacío! Voy a sentarme. Me siento. Saco los audífonos de la cartera. Ah. Pero hay algo que me molesta, y es que ahora tengo a ese hombre desagradable justo a mí lado, y sé, lo sé, me está mirado. Me siento muy incómoda y de pronto el hombre está gritando. Me saco uno de los audífonos y levanto mi mirada, me está hablando y mientras dice "No hay nadie en la calle ¿eh?" veo grandes borbotones de saliva mezclados con algo de sangre caer de su boca directo a mi pierna. Veo la saliva sobre mi pantalón y me paro horrorizada sin poder decir nada, a penas logro articular una expresión silenciosa de horror. El hombre se limpia la boca -que sigue produciendo saliva- torpemente con el brazo y dice "disculpa" mientras se sienta satisfecho en el asiento que ya he dejado, muda, en busca de la puerta de salida del colectivo. La ilusión de la abstracción duró sólo unos momentos, sólo hasta que la realidad me dio un escupitajo, sólo hasta que la realidad me trajo de vuelta al mundo de los vivos a salivasos.

3 comentarios:

  1. Hola, Daniela. Tampoco pude recuperar mi comentario de tumblr completo. Te dejo un nueva versión (bastante fiel a la original) aquí: "No sirve el 'me gusta' para esto. Sirve el 'detesto este mundo que nos obliga a vivir una cotidianidad de tercera mientras nos vende una aspiración de primera, en el que la violencia se presenta lo mismo con balas que con saliva que con una invasión militar unilateral”. Algún día tumblr nos dará una herramienta para decir eso. Mientras, nos quedan los comentarios. Y el ánimo que te puede desear un desconocido. Ánimo".

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    1. Yo detesto el ser tan indiferente a veces, supongo que es una manera de anestesiarse. Gracias por los ánimos y por el comentario aquí y allá ;) no tuvo desperdicio, esta frase quedará resonando en mi mente algunos días "detesto este mundo que nos obliga a vivir una cotidianidad de tercera mientras nos vende una aspiración de primera, en el que la violencia se presenta lo mismo con balas que con saliva que con una invasión militar unilateral". Genial.

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  2. Cada vez me convenzo mas de que era una mera estrategia (de un lerdo, pero no lo suficientemente tonto) para simplemente "Quedarse con el asiento"

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