martes, julio 17, 2012

Sofía

Un teléfono negro antiguo en una esquina sala de estar. Sofía agarra el cable, también negro, y empieza a ondularlo impacientemente con su dedo. El esmalte rojo clásico le quedaba precioso. Le daba un aire dramático a la escena, sin dudas. Sentada sobre el sofá blanco, movía impaciente el pie, miraba el techo.
Sofía luego se fija en mí, sonríe y me dice casi suspirando: Quiero sentirte dentro de mí. ¿Vienes? ¿Vienes? implora como un niña. No puedo evitar querer tocarla. Estoy encima de ella, besándole el hombro izquierdo. Huele a vainilla. Nos enredamos intensamente. Quiero sentirla cerca. Ha desistido de la llamada, pero sostiene el auricular negro sobre la mano derecha, que cae sobre el sofá. Sofía: felicidad y desdicha. Dos asteroides colapsando. Un hermoso espectáculo de la destrucción. 

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