martes, enero 06, 2009
Las Astillas
Juraría por Dios, si creyera en él (o Él con mayúscula como lo escriben los creyentes), que la casa se llenó de astillas. Estos pequeños abortos, residuos del palo y la espina se han calado en cada espacio de la casa. Al principio pensé que el perro las había traído consigo después de un día de revolcones en el campo. Mi asombro empezó cuando me di cuenta de que las astillas estaban en lugares a los que Kociancich no tiene acceso (estos son la cocina y el baño por cuestiones higiénicas e inspiracionales). Las astillas me han hincado todo el cuerpo pariendo puntos rojos que se asoman por la piel. Yo las acepto ya como parte de la casa, como esas lagartijas que se cuelan por los bordes de las puertas y después de unas semanas de tanto verlas uno las nombra Ignacio o Dorotea.
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