Empezamos entonces sólo las dos. Lo primero que hicimos fue nuestro cartel. Luego vimos un grupo grande de mujeres afro que parecían estar ahí por el mismo motivo que nosotras. Sí, estaban ahí para el plantón con su asociación. Después de un rato llegó otro grupo, Mujer & Mujer, una fundación de lesbianas, quienes nos invitaron a acercarnos y a protestar con ellas. Habían llegado a la plaza luego de haber ido a colgar desde un puente su pancarta, su voz disidente: “#Lesbianasenhuelga”. Conversamos con estas mujeres movilizadas, politizadas, algunas también profesoras como nosotras. En esas horas compartidas en la calle generamos algunos vínculos que quizás devengan en acciones educativas (¡Ojalá!).
Otros grupos afro se hicieron presentes, con la marimba y sus arrullos cantaron en homenaje a las 33 víctimas de femicidio (registrados, ojo) en el Ecuador durante el año 2016. Acompañaron la performance del grupo LGBTI del Ecuador que dispuso un par de zapatos de color rojo por cada mujer asesinada. Los familiares de las víctimas estaban ahí, sosteniendo carteles con los nombres de las suyas. A la derecha, un grupo de mujeres trans también se hacía presente. Los únicos medios de comunicación que cubrieron este plantón fueron GKillCity y un canal de televisión queer. Las mujeres de CEPAM llegaron tarde a su propia convocatoria pero estuvieron presentes con sus banderas moradas y fueron un grupo numeroso.
Fuera de las organizaciones, las personas que fuimos por nuestra cuenta éramos pocas. Con Daniela no podíamos evitar preguntarnos "¿Dónde están las gestoras culturales? ¿Dónde están las escritoras? ¿Dónde están las profesoras? ¿Dónde están las mujeres guayaquileñas progre?" Sabíamos desde un principio que no íbamos a ser muchas, pero tampoco esperábamos ser tan pocas. Quizás nos dejamos esperanzar por el discurso feminista que muchas mujeres que conocemos y admiramos manejan en sus redes sociales. En fin, que las que estuvieron ayer en la marcha no son las caras conocidas de las universidades y del mundo del arte y la cultura. Las mujeres que estaban ayer fueron las mujeres comunes, como dijo Daniela, las mujeres de todos los días, y como agregué yo, mujeres como nosotras. Mujeres que están haciendo algo por luchar por otras mujeres cada día, en lo cotidiano, y por eso, porque hacen algo todos los días se sienten interpeladas a hacerse presentes en la calle y gritar “¡Ni una menos!”. Estuvimos las que teníamos que estar, pero hubiese sido tan genial que nos movilicemos todas.
Espero que el próximo año seamos muchas más. Espero que cada una de nosotras se sienta lo suficientemente empoderada de la lucha feminista como para salir a la calle a poner el cuerpo. Espero que empecemos a sentir que el espacio público nos pertenece. Espero que nos atrevamos a compartir espacios con mujeres de distintas clases y orientación sexual. Espero que salgamos de la comodidad de nuestras casas para plantar los pies afuera aunque llueva. Espero que nos acompañemos en esta lucha que es la lucha de todas. Espero que sigamos el ejemplo de Quito y de Cuenca, donde las movilizaciones tuvieron muchísima más concurrencia.
Como le dije a Daniela ayer, no estamos en Buenos Aires, ni en Nueva York, ni en Madrid. Estamos en Guayaquil, sabemos muy bien lo que eso significa. En toda lucha, en algún momento, no hubo nadie. Tomemos la poca concurrencia como una oportunidad y no caigamos en la desesperanza. Sin dudas el plantón de ayer nos abrió los ojos en cuanto a la cantidad de cosas que hay por hacer. No vamos a sentarnos a llorar por las mujeres que no fueron ayer, en lugar de eso queremos aplaudir a las que sí estuvieron porque su presencia, así como la nuestra, fue valiosísima. Su desplante, mujeres guayaquileñas, sólo me hace querer seguir educando en equidad para que más y más chicas de nuestra ciudad se involucren en la causa. Nosotras ya ganamos porque dos de nuestras alumnas del Taller de Género que hicimos el año pasado en la escuela se hicieron presentes. La presencia de nuestro amigo y compañero docente @mr_jonathan también nos dio mucha alegría.
En fin, súmense. Ya las estaremos convocando para alguna actividad.
Nota al pie: La policía también estuvo presente pero para proteger a la iglesia, no a nosotras. A nosotras se nos acercaron un par de tipos bastante amenazantes a preguntarnos, entre risas despectivas, si estábamos ahí para que no nos violen y no nos maten.
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