Lo que me inquieta es que han dicho que tenía escrito nuestro número de teléfono en su billetera. ¿Él habría anticipado de alguna forma que algo así sucedería? No, probablemente sólo lo había guardado ahí por mala memoria, y porque en esa época no habían celulares para agendar los números. Dudo que mi tío abuelo borracho andase con un cuaderno o un agenda en un bolsillo. Era más bien un ambulante. Debía tener todo lo importante anotado en papeles sueltos en su billetera. Pero ¿por qué mi número? ¿por qué nuestro número? ¿por qué nos llamaron solo a nosotras? ¿nos llamaron solo a nosotras? ¿éramos acaso sus personas de más confianza? ¿sus seres más queridos?¿su familia más cercana? Ahora estaba muerto y mi madre y yo las primeras en enterarnos, por teléfono. No recuerdo si fui a su entierro, solo recuerdo que lloré mucho y que mi madre llamó a alguien para que la acompañara al hospital para ver a su tío, ese hombre borracho pero dulce y abatido que ahora yacía sobre el metal frío de la morgue.
martes, julio 17, 2012
Teléfonos
Lo que me inquieta es que han dicho que tenía escrito nuestro número de teléfono en su billetera. ¿Él habría anticipado de alguna forma que algo así sucedería? No, probablemente sólo lo había guardado ahí por mala memoria, y porque en esa época no habían celulares para agendar los números. Dudo que mi tío abuelo borracho andase con un cuaderno o un agenda en un bolsillo. Era más bien un ambulante. Debía tener todo lo importante anotado en papeles sueltos en su billetera. Pero ¿por qué mi número? ¿por qué nuestro número? ¿por qué nos llamaron solo a nosotras? ¿nos llamaron solo a nosotras? ¿éramos acaso sus personas de más confianza? ¿sus seres más queridos?¿su familia más cercana? Ahora estaba muerto y mi madre y yo las primeras en enterarnos, por teléfono. No recuerdo si fui a su entierro, solo recuerdo que lloré mucho y que mi madre llamó a alguien para que la acompañara al hospital para ver a su tío, ese hombre borracho pero dulce y abatido que ahora yacía sobre el metal frío de la morgue.
Sofía
Un teléfono negro antiguo en una esquina sala de estar. Sofía agarra el cable, también negro, y empieza a ondularlo impacientemente con su dedo. El esmalte rojo clásico le quedaba precioso. Le daba un aire dramático a la escena, sin dudas. Sentada sobre el sofá blanco, movía impaciente el pie, miraba el techo.
Sofía luego se fija en mí, sonríe y me dice casi suspirando: Quiero sentirte dentro de mí. ¿Vienes? ¿Vienes? implora como un niña. No puedo evitar querer tocarla. Estoy encima de ella, besándole el hombro izquierdo. Huele a vainilla. Nos enredamos intensamente. Quiero sentirla cerca. Ha desistido de la llamada, pero sostiene el auricular negro sobre la mano derecha, que cae sobre el sofá. Sofía: felicidad y desdicha. Dos asteroides colapsando. Un hermoso espectáculo de la destrucción.
lunes, julio 16, 2012
Más Frida
La pintora canaliza a través de la violencia el erotismo y en vez de producirle liberación, la lleva por el camino de la crueldad. En las láminas 44 y 45, el odio y la rabia que van surgiendo en el proceso de introspección y la acumulación de estos sentimientos violentos llevan al sujeto a un goce que se traduce en escenas siniestras de mutilación y sangre. Se explora lo grotesco, las descripciones revelan el rostro de la insólita alteridad; igualmente la pintora nos sumerge en la erotización de las ruinas, en el potencial de dolor que hay en el placer y en el placer que hay en el dolor. El homicidio está tras todo esto, hay una búsqueda y un intento de apoderarse del discurso; el desmembramiento del cuerpo no es más que la representación simbólica de la fragmentación dentro de la fragmentación.
http://www.elcautivo.org/070731/V4/Pag_V4.htm
http://www.elcautivo.org/070731/V4/Pag_V4.htm
Prendre Corps, tomar cuerpo. Hacerse cuerpo. Nunca más como hoy me había sentido tan humana, tan real y tan conectada con las historias de otras mujeres.Todas tenemos una historia. Frida Kahlo en sus diarios dice: "yo soy el mejor motivo que conozco" y también dice algo así como "No podría escribir de otra cosa". ¿Cómo escribir la propia historia?
Un diario abyecto
"La diarista no se narra sino que se autorrepresenta en imágenes violentas"
"Me retrato a mi misma porque paso mucho tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco"
La pintura como hazaña de su propia libertad.
El sujeto hace del dolor un instrumento de atorreconocimiento.
Abyecto:
Como bien lo define Kristeva, lo abyecto implica:[…] el surgimiento masivo y abrupto de una extrañeza que, si bien pudo serme
familiar en una vida opaca y olvidada, me hostiga ahora como radicalmente
separada, repugnante. No yo. No eso. Pero tampoco nada. Un “algo” que no
reconozco como cosa. Un peso de no-sentido que no tiene nada de insignificante y que me aplasta. En el linde de la inexistencia y de la alucinación, de
una realidad que, si la reconozco, me aniquila. Lo abyecto y la abyección son
aquí mis barreras. Esbozos de mi cultura (Kristeva, 1988: 8).
La abyección viene a significar la separación de lo humano y lo no humano. Generalmente se refiere a los desperdicios del cuerpo que el sujeto encuentra asquerosos y expulsa lejos de sí mismo. La piel, barrera y protección de lo externo, se rompe en una geografía de cicatrices. El excremento, el esputo, el menstruo, o sea, los desechos del cuerpo, son “imágenes centrales en nuestras nociones culturales/sociales construidas sobre lo horrorífico, (...) las descripciones de los desperdicios corporales amenazan al sujeto, en relación a lo simbólico, como íntegro y característico”.7 Los desperdicios se situarían al otro lado de la frontera, el lugar en el cual ya no se es: el cadáver como el elemento más extremo de la abyección. Según Julia Kristeva, lo abyecto es aquello “que perturba la identidad, el sistema, el orden. Aquello que no respeta las fronteras, las posiciones, los roles”.8 El cuerpo se ha convertido para Kahlo en el espacio donde tienen lugar los horrores más secretos, donde se proyectan las sombras más íntimas, transformándose por ello en un extraordinario icono del aborrecimiento.
domingo, julio 15, 2012
Diarios
Hoy sería un buen día para empezar un
diario. Abrir un cuaderno nuevo, tocar una hoja y sentir su textura
densa entre los dedos. Tendría que ser un cuaderno de esos de tapa
dura y hojas que parecen indestructibles, no tan blancas, no tan
amarillas. Pasar una pluma de esas que tienen crema en lugar de
tinta, y sentir como ruedan casi magicamente las palabras ¡Esa
sensación! Ese plástico que sostienes entre tus manos parece ser
sólo un canal por donde fluye tu lenguaje. Tu mente empieza a
imprimirse entonces sobre las hojas, y eso, de alguna forma, te
aterroriza ¿No tiene algo de definitorio, de determinante, de
inamovible, escribir en un diario? Una única voz de tu memoria,
ahora fija y permanente escrita en tinta.
martes, junio 19, 2012
Nada es bueno!
LAS DOS PESIMISTAS
Ópera Pánica (Cabaret Trágico) Alejandro Jodorowsky
(E y F, pesimistas recalcitrantes, entran de lados opuestos, refunfuñando. Se encuentran, se detienen, se miran
agresivamente)
E : Nada es bueno!
F : Nada es bueno!
E : Qué ha dicho usted?
F : Dije : nada es bueno. Y usted?
E : También dije : nada es bueno. Horror! Estamos de acuerdo.
F : No es posible! Que podemos hacer para ponernos en desacuerdo?
E : Tengo una idea.
F : Es mala.
E : Sí, es mala.
F : Tengo también una idea!
E : También es mala!
F : Si, también es mala. Todas las ideas que podamos tener serán malas...
E : Permaneceremos siempre de acuerdo.
F : Es preciso que yo encuentre algo que sea bueno. Así usted estará en desacuerdo conmigo... Nada es bueno,
excepto...
E (ávida) : Excepto?
F (Inspira, se llena de aire, pensa, no encuentra nada, se desinfla) : Nada es bueno.
E : Si. Nada es bueno... mierda, estamos de acuerdo!
(Pausa)
E : Yo digo No!
F : Entonces yo digo Si!
E : Espero que no sea un Sí que está de acuerdo con mi No, sino un Sí que es lo contrario de mi no.
F : Eso!
E : Entonces, está de acuerdo?
F : Dije no!
E : Yo también dije no!
F : No qué?
E : No, nada. Y usted?
F (desperada) : Lo mismo. (Pausa) Nada es bueno.
E : Sí, nada es bueno.
(Pausa)
E (con exagerada convicción) : Estoy en total desacuerdo con usted!
F (con exagerada conviccion) : Y yo con usted! En total desacuerdo!
E : Entonces, todo es bueno para usted!
F : Usted fue la primera que dijo estar en desacuerdo conmigo! Ergo : todo es bueno para usted!
E : Nada es bueno para mí!
F : Nada es bueno para mí! Estamos de acuerdo! (Pausa)
F : Qué hacer para ponerse en desacuerdo?
E : No hay nada que hacer. A menos que...
F : ...una de nosotras desapareciera.
E : Desaparezca usted!
F : No. Desaparezca usted!
E : Oh, por fin estamos en desacuerdo! Desaparezca!
F : Desaparezca !
(Comienzan a pelearse. Sus golpes, dados sin energia, son idénticos. Agotadas, cesan)
E : Nuestras fuerzas son iguales.
F : Aunque nos golpeáramos toda la vida, ninguna de las dos podría eliminar a la otra.
E : Sí, la solucion seria que una de nosotras desapareciera, pero no es posible.
F : Sí, no es posible, y eso era lo único bueno.
E : Entonces, como siempre lo he dicho, nada es bueno.
F : Eso es lo que he dicho siempre yo : nada es bueno.
E : Estamos de acuerdo.
F : Qué desgracia!
(OSCURIDAD)
lunes, junio 18, 2012
Got milk?
En el rincón de un corredor había un plato con leche para el gato: “Los platos están hechos para sentarse”, me dijo Simona. “¿Apuestas a que me siento en el plato?” —”Apuesto a que no te atreves”, le respondí, casi sin aliento.
Hacia muchísimo calor. Simona colocó el plato sobre un pequeño banco, se instaló delante de mí y, sin separar sus ojos de los míos, se sentó sobre él sin que yo pudiera ver cómo empapaba sus nalgas ardientes en la leche fresca. Me quedé delante de ella, inmóvil; la sangre subía a mi cabeza y mientras ella fijaba la vista en mi verga que, erecta, distendía mis pantalones, yo temblaba.
Historia del ojo (fragmento) - Georges Bataille
Hacia muchísimo calor. Simona colocó el plato sobre un pequeño banco, se instaló delante de mí y, sin separar sus ojos de los míos, se sentó sobre él sin que yo pudiera ver cómo empapaba sus nalgas ardientes en la leche fresca. Me quedé delante de ella, inmóvil; la sangre subía a mi cabeza y mientras ella fijaba la vista en mi verga que, erecta, distendía mis pantalones, yo temblaba.
Historia del ojo (fragmento) - Georges Bataille
domingo, junio 17, 2012
Carta abierta
Lector, quisiera pasar mi aliento de muerte sobre tu cara. Ponerte los pelos de punta, que tu estómago se llene del vacío como si este fuese una piedra pesadísima que te hace caer. Llenar tu habitación de aire viciado, usado, pesado. Hacerte sangrar para que por la herida se cuele una perturbante historia de terror. Comerte. Vomitarte. Volverte a comer.
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