martes, junio 02, 2009
Noche
La noche es corta y los búhos se han callado.
El bosque húmedo se hunde en espiral y yo me quedo en medio de la soledad del trópico.
Parada en la nada, con la luz de la luna resplandeciendo en mi hombro, espero paciente al ave rapaz que pronto vendrá a sacarme los ojos.
Ilustración de Andy Kehoe
miércoles, mayo 13, 2009
Falomanía (mi cuerpo te llama)
Nació maldito.
Su poder atraería a millares de mujeres que sedientas de su néctar irían a buscarlo para que él las engendrase. Matarían de la forma más sanguinaria que la humanidad jamás hubiese visto. Los medios cubrirían horrorizados la historia de esas mujeres, que desesperadas por ser fecundadas, harían del mundo una masacre.
Se aplastarían entre ellas por las calles de las grandes ciudades, como un ejército de óvulos impacientes buscando ser engendrados. Él se escondería en los confines del mundo, proporcionando sólo a las más hambrientas un poco de su carne y esparciendo el elixir de la vida sólo a las más privilegiadas. Nacerían de esos encuentros los herederos con la misma maldición del padre, preparados desde niños para esparcir sus semillas a las mujeres que en su hambruna los devorarían enteros.
Ilustración de Ray Caesar
jueves, abril 30, 2009
Sueño Bizarro
Estábamos tratando de regresar a casa, José Miguel tenía 2 bebés que parecían prematuros en un coche. Caminando, perdidos, nos encontramos de repente en un campo militar rodeado de árboles, no podiamos ver las caras de los militares, ni siquiera sus cuerpos, sólo sus botas formadas en una fila perfecta.
Un grupo de sacerdotes y monjas pasaron a mi lado y entraron a una especie de capilla que habia en el cuartel, que era una especie de casa de caña, esas de campo. José miguel fue al baño con los bebés. Cuando bajó fue a buscar a alguien, algún militar que nos pudiera decir como llegar a casa. Lo vi de lejos preguntar por el Corenel, su apellido era Ramos, habíamos escuchado a unos soldados dirigirse a un tal Ramos con miedo. Yo lo veía desde el balcón de la oficina de caña, lo dejaron solo esperando. Bajé a preguntarle algo que me inqueteaba:
Un grupo de sacerdotes y monjas pasaron a mi lado y entraron a una especie de capilla que habia en el cuartel, que era una especie de casa de caña, esas de campo. José miguel fue al baño con los bebés. Cuando bajó fue a buscar a alguien, algún militar que nos pudiera decir como llegar a casa. Lo vi de lejos preguntar por el Corenel, su apellido era Ramos, habíamos escuchado a unos soldados dirigirse a un tal Ramos con miedo. Yo lo veía desde el balcón de la oficina de caña, lo dejaron solo esperando. Bajé a preguntarle algo que me inqueteaba:
miércoles, abril 15, 2009
Rito de Iniciación
Dos niños en un carro, él detrás del volante apenas podía agarrarlo, tenía que estirar mucho los pies para alcanzar los pedales y por el parabrisas solo asomaban algunos de sus rizos rubios. Ella se reía de su torpeza tapándose la boca y sus trenzas se alzaban con el viento que entraba por la ventana. Condujeron hasta llegar a un cuarto de hotel y ahí en la cama los niños jugaron un largo rato a verse desnudos antes de empezar a explorar sus cuerpos.
sábado, febrero 21, 2009
martes, febrero 03, 2009
Infinito amor
domingo, febrero 01, 2009
Regeneración Urbana
Los truenos me despertaron. Por las paredes de mi cuarto corría el agua, imparable, como un torrente. Me refugié en la cama viendo como alrededor todo flotaba, mis libros, el televisor, mis zapatos gastados. En poco tiempo, la cama también empezó a flotar. Los cuadros se cayeron anunciando la hecatombe, luego las paredes se derrumbaron. Todo se hundía en el agua profunda, mezcla de alcantarilla, estero y porquería. En el gran mar inmundo, centenares de personas asustadas trataban no hundirse en ese Guayaquil flotante que ya no reconocían. Ahí en esa bocanada de furia del río salieron a la superficie todas las miserias, malaventuras y desdichas que la ciudad había intentando enterrar con cemento. Nos tragaron vivos.
jueves, enero 29, 2009
Muerte lenta
Una sanguijuela algodonada traga a sorbos la sangre que hay en mi, me seca poco a poco.
miércoles, enero 28, 2009
La verdadera Garganta Profunda
El doctor me preguntó, después de examinarme la garganta, cuándo me habían sacado las amígdalas. Yo le dije que nunca. Mi madre, quién estaba al lado mio, lo reiteró diciendo que jamás me habían operado. El doctor consternado respondió:
- Te las tragaste entonces, eres la verdadera garganta profunda.
(Gracias Irene por tus extrañas anécdotas. Me alimentas para escribir, como la madre que alimenta con su seno al niño lactante.)
- Te las tragaste entonces, eres la verdadera garganta profunda.
(Gracias Irene por tus extrañas anécdotas. Me alimentas para escribir, como la madre que alimenta con su seno al niño lactante.)
...
Mi yo adolescente que consideraba ya perdido, apareció hoy en la forma de un cráter gigante justo en medio de la frente.
domingo, enero 25, 2009
Aromas de Guayaquil
Cuando camino por las calles de los ceibos llego a oler el perfume de una flor, esa que las señoritas vulgares llaman "flor prostituta". Esa que sólo se abre en las noches.
sábado, enero 24, 2009
Ayer
Un Volkswagen rojo sirviéndonos de hogar.
Un teléfono en busca de una voz, cualquier voz.
Un manco queriendo alcanzarnos con las manos.
Deambulando por la ciudad, yendo a ninguna parte.
Un teléfono en busca de una voz, cualquier voz.
Un manco queriendo alcanzarnos con las manos.
Deambulando por la ciudad, yendo a ninguna parte.
lunes, enero 19, 2009
El nacimiento
El caballo progenitor relinchaba de miedo en un rincón.
Irene padecía con las piernas abiertas, llena de dolor.
De sus entrañas asomaba la cabecita ensangrentada de un potrillo enredada en el cordón.
La cría nacía manchando todo de sangre alrededor.
Ya nacido y en pie fue en busca de un seno alimentador, el equino se saciaba con la leche que salía a caudales del pezón.
Lo que el potrillo no sabía es que su madre se había muerto en pleno nacimiento del horror, con la imágen espantosa de esa bestia que nacía de su interior.
La inundación
Y me aguanté tanto las ganas de llorar que las lágrimas se me empezaron a desparramar por dentro.
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